Francisco Giner de los Ríos. |
El nacimiento de la Institución Libre de Enseñanza.
El 26 de febrero de 1875 se publicaron un Real Decreto y una Circular que firmaba el marqués de Orovio, titular de la cartera de Fomento, que suponían un ataque frontal a la libertad de cátedra: el Estado pretendía controlar los libros de texto y los programas que los profesores impartían en la Universidad. Un significativo grupo de catedráticos de Universidad y algunos profesores de instituto, por decoro intelectual, por respeto a la ciencia, por amor a la libertad se negaron a someter sus programas y sus enseñanza al dogma de la Iglesia católica.
La Institución Libre de Enseñanza fue fundada en 1876 por varios catedráticos y auxiliares de Universidad o Instituto, separados de sus clases a consecuencia de su protesta contra los decretos de Instrucción pública de 1875, atentatorios de la libertad de la cátedra.
En el proyecto de creación se explica con claridad que la organización debe ser independiente de la acción del Estado, dada la dificultad de armonizar la libertad que reclaman la investigación científica y la función del Profesor con la tutela que ejerce el Estado.
La decisión concreta de fundar un centro de enseñanza la tomó Francisco Giner de los Ríos, junto con sus amigos Gumersindo de Azcárate y Nicolás Salmerón, en el año 1876. Fue considerada primero como una Universidad privada, «disociada de los principios o intereses de toda comunión religiosa, escuela filosófica o partido político, y defendía la libertad e inviolabilidad de la ciencia, y el derecho de todo maestro al ejercicio ya la transmisión independientes del conocimiento, sin interferencia de ninguna autoridad»
En enero de 1868, el ministro de Fomento, marqués de Orovio, separó de sus cátedras a Julián Sanz del Río, Fernando de Castro y Nicolás Salmerón, por no firmar un manifiesto que ellos consideran atentatorio contra la libertad de enseñanza. Francisco Giner de los Ríos, que acababa de tomar posesión de su cátedra de Filosofía del Derecho, no dudó en adherirse a los catedráticos separados y correr también la misma suerte que ellos, apoyados por infinidad de profesores comenzó a perfilarse el propósito de crear una institución en la que los profesores pudieran ejercer su trabajo sin que se inmiscuyera la política o las ideas.
Ideas educativas de Francisco Giner de los Ríos:
- Formación de personas útiles para la sociedad y capaces de entusiasmarse por una idea.
- Coeducación entre hombres y mujeres.
- Libertad de enseñanza, de cátedra y de investigación.
- Libertad de textos y supresión de los exámenes memorísticos.
En conclusión, comparan la pedagogía de Giner a la de una escuela socrática, en la que el profesor influye en sus alumnos no por su autoridad, sino por su conocimiento, su sabiduría. La relación entre los alumnos y el profesor era íntima, cercana, familiar, para así poder influir mejor en su conciencia. Era una escuela eminentemente práctica, en la que cada alumno tenía un cuaderno (y no un libro académico) con el que trabajaba. Los exámenes memorísticos no existían. Las excursiones eran frecuentes, a museos de todo tipo, a fábricas, al campo, etc. Estas excursiones llegaban a durar varios días incluso, y muchos antiguos alumnos las recordaban con gratitud. Una de las más recordadas era una que llevó a los alumnos andando desde Madrid a Lisboa.
En 1881 fue restituido en su cátedra, sin embargo la ILE continuó sus trabajos bajo la dirección de su fundador. El éxito de su empresa vino avalado por las celebridades de todos los hombres que salieron de su Institución: Manuel Azaña, Julián Besteiro, José Ortega y Gasset, Federico García Lorca, Salvador Dalí, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Luis Buñuel o Unamuno, por citar a los más famosos.
Su acertado método de enseñanza en la libertad y la razón, fue el motivo por el que este centro de Educación de Adultos de Salamanca adoptó su nombre en los años setenta.